Una de las excursiones imprescindibles cuando se está en Aleppo es la visita a la Basílica de San Simeon o, en árabe, Qala'at Samaan. Este conjunto de ruinas, desde las cuales por cierto hay una vista excepcional, fueron levantadas en honor de uno de los eremitas más excéntricos que ha dado la historia del Cristianismo. En el interior del reciento, aún se conserva la columna donde se dice murió el santo -que falleció en lo alto, literalmente hablando-. Hoy es mucho menos alta que entonces, cuando su altura llegaba a los 18 metros. A su muerte las peregrinaciones no declinaron -fue uno de los santos más populares de su época-, sino más bien al contrario, por lo que se levantó una basílica en su lugar, que pasados los siglos acabó cayendo en el olvido. La mejor opción es alquilar un taxi para el trayecto de ida y vuelta.
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Hace 10 meses
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